Ventilación en Aulas para prevención de COVID-19: Límites de CO2 recomendados en periodo de emergencia.
El CO2 como indicador de la calidad del aire interior.
La concentración de CO2 (dióxido de carbono) en el interior de locales ocupados es habitualmente utilizado como indicador de la calidad del aire interior debido a su relación con la acumulación de aire exhalado por los ocupantes. De esta manera es posible relacionar esta concentración con la acumulación de diversos contaminantes en recintos cerrados, así como con la capacidad de la ventilación para diluirlos, en especial para locales con densidades de ocupación elevada —como puede ser el caso de las aulas.
En virtud de esta relación la medida del nivel de CO2 en los espacios interiores resulta un indicador muy útil para evaluar el riesgo de transmisión de la COVID-19, dado que los ocupantes emiten CO2 junto a la exhalación de aerosoles que pueden transmitir esta enfermedad.
Como se indica más abajo, los límites recomendados de concentración de CO2 pueden indicar el nivel de riesgo al que los ocupantes se expondrán, así como del tiempo de permanencia. En este documento se indican los límites propuestos para la reducción del riesgo de exposición frente al COVID-19 en espacios interiores compartidos.
Límites recomendados de CO2 para aulas.
Como medida general preventiva de transmisión de COVID-19 en las aulas se recomienda mantener una concentración de CO2 por debajo de 700 ppm.
Por debajo de este valor se consigue una dilución suficiente de los aerosoles exhalados por las personas presentes en el aula. De forma que es posible mantener un riesgo bajo de transmisión aérea durante el desarrollo de actividades que supongan la permanencia durante largos periodos en el ambiente interior , sobretodo si se combina con otras capas de protección como mascarillas, etc.
El riesgo de contagio aumenta en relación directa con el incremento del nivel de CO2 (ver más abajo) —al aumentar la presencia en el ambiente de aire exhalado por los ocupantes en el local, por lo que, en caso de superarse frecuentemente el valor de 700 ppm durante el desarrollo de la actividad, deben adoptarse medidas correctoras.
En general, se ha comprobado que, en la mayor parte de las aulas, es factible respetar el límite de 700 ppm (más aún 800 ppm) mediante ventilación natural y/o mecánica (en caso de disponer de esta). En la mayoría de los casos es suficiente una cierta apertura de los huecos —en configuración de ventilación cruzada distribuida — si estos se mantienen abiertos de forma constante durante el uso del aula. Cuando la configuración del espacio no permita mantener estos límites deben aplicarse otro tipo de medidas para mejorar la ventilación o bien utilizar medios complementarios a la renovación de aire (p.ej. filtrado, reducción de ratio o uso de otros espacios de mayor volumen), de manera que sea posible reducir el riesgo.
En pasillos y zonas comunes que comunican con las aulas, se recomienda adoptar un límite de 550 ppm. Esto facilita la correcta ventilación de algunas aulas (en bastantes casos el aire entra a través de la puerta) y reduce el intercambio de aire entre ellas. Pequeñas o muy pequeñas aperturas de ventilación cruzada permiten no superar esos límites debido a que la presencia de alumnado —por tanto, contribución de aire respirado— no se mantiene durante mucho tiempo en las zonas comunes.
Fuente: Aireamos